Como otros acontecimientos importantes de la historia, la Reforma tenia profundas raíces en el pasado. El pueblo inglés, por ejemplo, en guerra con Francia, no estaba dispuesto a permitir que las recaudaciones de la Iglesia inglesa se enviaran a un papa Francés residente en Francia, porque inevitablemente ese dinero, gastado en Francia, contribuiría a la prosperidad del enemigo. Pero era una cuestión grave negar a los papas el derecho de recibir tales contribuciones, establecidas desde tanto tiempo atrás.
El creciente descontento por la situación en la Iglesia se vio intensificado por el hecho de que el gobierno papal era incapaz de mantener su jurisdicción sobre la organización eclesiástica fuera de Francia. Prelados de espíritu mundano descuidaban sus obligaciones y la disciplina de la iglesia se tornó laxa. Con frecuencia, el comportamiento de obispos, sacerdotes y monjes provocaba escándalo y descontento. La conducta del clero proporciono así otra base más para el descontento contra la Iglesia como institución, y esto también era cierto en otros lugares aparte de Inglaterra
Durante la guerra de los cien años, John Wycliffe (1320-1384) erudito de Oxford y patriota ingles, denuncio los males de la iglesia. Insistía en que la iglesia debía renunciar a toda autoridad temporal y afirmaba que los ingleses no estaban obligados a pagar impuestos al papado. Declaró que el individuo no dependía, para su salvación, de la jerarquía eclesiástica, sino directamente de Dios. Esto lo llevo a la conclusión de que la biblia era la verdadera guía hacia la fe y la única esencial. De conformidad con tales circunstancias, tradujo la biblia al ingles para que el pueblo pudiera leerla. Organizó predicadores, conocidos como lolardos, para que adoctrinaran a las clases pobres. Negó muchas doctrinas católicas, entre ellas la de la transubstanciación, que es la creencia de que en el sacramento de la eucaristía, el pan y el vino se transforman realmente en la sustancia del cuerpo y la sangre de Jesús.
En Bohemia ocurrió una reacción religioso-patriótica similar. Juan Hus, estudioso de Wycliffe adopto la mayor parte de sus concepciones religiosas. En esos tiempos, los checos habían alcanzado una fuerte conciencia nacional. Les molestaba la dominación alemana y era inevitable que el resentimiento se volcara hacia los obispos-príncipes alemanes, que gobernaban extensos fundos bajo el imperio. El gran Estado-Iglesia, gobernado desde Aviñon y Roma aparecia como una institución extranjera para los checos. Hus favoreció la formación de una iglesia nacional checa, independiente de roma y fue, finalmente, quemado en la Hoguera de Praga.
El creciente descontento por la situación en la Iglesia se vio intensificado por el hecho de que el gobierno papal era incapaz de mantener su jurisdicción sobre la organización eclesiástica fuera de Francia. Prelados de espíritu mundano descuidaban sus obligaciones y la disciplina de la iglesia se tornó laxa. Con frecuencia, el comportamiento de obispos, sacerdotes y monjes provocaba escándalo y descontento. La conducta del clero proporciono así otra base más para el descontento contra la Iglesia como institución, y esto también era cierto en otros lugares aparte de Inglaterra
Durante la guerra de los cien años, John Wycliffe (1320-1384) erudito de Oxford y patriota ingles, denuncio los males de la iglesia. Insistía en que la iglesia debía renunciar a toda autoridad temporal y afirmaba que los ingleses no estaban obligados a pagar impuestos al papado. Declaró que el individuo no dependía, para su salvación, de la jerarquía eclesiástica, sino directamente de Dios. Esto lo llevo a la conclusión de que la biblia era la verdadera guía hacia la fe y la única esencial. De conformidad con tales circunstancias, tradujo la biblia al ingles para que el pueblo pudiera leerla. Organizó predicadores, conocidos como lolardos, para que adoctrinaran a las clases pobres. Negó muchas doctrinas católicas, entre ellas la de la transubstanciación, que es la creencia de que en el sacramento de la eucaristía, el pan y el vino se transforman realmente en la sustancia del cuerpo y la sangre de Jesús.
En Bohemia ocurrió una reacción religioso-patriótica similar. Juan Hus, estudioso de Wycliffe adopto la mayor parte de sus concepciones religiosas. En esos tiempos, los checos habían alcanzado una fuerte conciencia nacional. Les molestaba la dominación alemana y era inevitable que el resentimiento se volcara hacia los obispos-príncipes alemanes, que gobernaban extensos fundos bajo el imperio. El gran Estado-Iglesia, gobernado desde Aviñon y Roma aparecia como una institución extranjera para los checos. Hus favoreció la formación de una iglesia nacional checa, independiente de roma y fue, finalmente, quemado en la Hoguera de Praga.
Reither, Panorama de Historia Universal, Eudeba, Buenos Aires, 1980
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